Comenzamos abriendo boca con una partida al Saboteur.
Un juego de cartas donde al comienzo se reparte en secreto tu rol, que puede ser minero bueno, o un minero saboteador. El objetivo de los primeros es construir con cartas el camino a una pepita de oro y la de los saboteadores evitarlo.
Por turnos se van colocando cartas en el tablero. Cartas que te acercan al objetivo, cartas que te alejan, cartas para impedir a otros colocar cartas, etc.
Juego curioso, dónde poco a poco se van descubriendo quienes son los buenos y los malos. Echamos dos manos donde en una se encontró la pepita y en otra no. En ambos estuve en el bando equivocado. Hubo risas y ayudo a entrar en acción al grupo.
Después nos dividimos en dos grupos. Cinco jugaron una mega partida al Sherezade y los seis restantes jugamos al I´m the Boss.
I´m the Boss es un juego de negociaciones. Cada jugador representa a un personaje metido en el mundo de los negocios.
A lo largo de un tablero hay una serie de casillas donde si caes te dan la oportunidad de llevarte una cantidad de dinero. Para ello tan sólo tienes que poner de acuerdo a varios jugadores y te repartes el premio con ellos.
Un ejemplo, caes en una casilla donde para llevarte 8 millones de $ tienes que poner de acuerdo a tres personajes del juego. Tú tienes uno, otro jugador te ofrece el suyo a cambio de 2 millones y otro jugador el suyo a cambio de 1. Chocas la mano y cierras el trato. Sencillo, ¿no?
Pues no. Aquí es donde hace su aparición el Caos. Durante el juego se van recogiendo distintas cartas de ayuda. Estas cartas te permiten impedir cerrar un trato al impedir usar una carta de personaje. Otra carta llamada “I´m the boss” hace que el jugador que la juega pase a celebrar el trato, dejando al jugador que estaba en su turno con dos palmos de narices.
Así, empiezas tu turno, hablas con todos para conseguir apoyos, discutes el precio con ellos, regateas, te pones de acuerdo y cuando vas a cerrar el trato, zas! Te cae del cielo una cartita de estas y ves cómo nadie quiere hablar contigo y todos se dirigen al nuevo boss que empieza el proceso de nuevo. Y cuando parece que se cierra el trato, zas! Otra carta de “I.m the boss” y otra vez a empezar.
He leído reseñas del juego en la BGG donde alaban el juego por este factor de caos que impera y que ofrece muchas risas. Será cierto, pero a mí me volvió loco. Había tantas cartas en juego para sabotear un trato, que cuando en tu turno empezabas una negociación ya sabías que tú no lo ibas a terminar. Así mi frase mas utilizada era – Bueno, cerramos el trato si nadie nos lo fastidia. Y alguien en ese momento ... te lo fastidiaba. Un juego realmente agotador. Sinceramente no me gustó.
Luego jugamos a un juego de cartas llamado Oriente. Un juego de roles donde cada carta representa un ser mitológico con poderes especiales. Has de utilizar estos poderes para ganar premios. Continuamente vas cambiando de rol y enfrentándote a los demás.
Oriente es un juego denso. Difícil de explicar el funcionamiento y de hacerse con los poderes de cada personaje. Había ocho creo recordar y tenías que pensar un rato qué podía hacer cada uno y cómo.
Jugamos una partida que nos dejo a todos un poco raros. Teníamos que haber jugado otra partida para ver el juego de otra forma. Pero no le dimos otra oportunidad.
Al marcharse dos jugadores, nos quedamos cuatro. Un número que aprovechamos para jugar al Meuterer. En el post de abajo, lo reseño aparte. Este juego me encanto. Directamente a mi Top Ten.
Después del buen sabor de boca que me dejo el Meuterer, se nos unieron tres jugadores que venían de una macro sesión de tres horitas del Sherezade.
Los siete jugamos un par de manos a dos juegos de cartas. Al Sticheln y al 6 nimmt! .
En Sticheln tienes que ir ganando cartas procurando que no sean de un color en particular. Cada jugador tiene su color tabú y eso hace que puedas fastidiar a otros. Un juego sencillo de baraja, que permite estrategias y fastidiar al contrario. Me gustó.
El 6 nimmt! depende más del azar. Aquí jugamos dos manos y la primera la gané y en la segunda quedé el último. Esto lo dice todo. Por no explicar las reglas decir, que todos tenemos un mazo de cartas y nos desprendemos de una. Todos ponen esta carta a la vez en la mesa. De una forma particular, las cartas se colocan en orden, por filas, y el que haga el número 6, se lleva toda la columna, con puntos negativos para su casillero.
Lo curioso o gracioso de este juego, es que ves cómo están las columnas ahora, pero cuando se destapan las cartas de todos, se van colocando en orden de numeración. Con lo que tienes que tener ojo, para que la tuya no sea la 6ª. Difícil cuando no sabes cuantas cartas menores de los otros jugadores se pondrán antes que la tuya. Un juego interesante.
En total fueron unas siete horitas que le metimos al vicio. No está mal para un sábado. Lo gracioso de este hobby es que comentas – Anda! Si está jugando España. Y te responden – Ni lo sabía. ¿Futboleros? No, gracias.
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2 comentarios:
Que envidia, ya me gustaria ir a ese bar, por que mira que me gustan los juegos de mesa :P
Pues cuando te vengas por Madríd, pásate.
Ayer era la segunda vez que iba. Y debió de ser la primera para 3 que yo recuerde. Y lo cierto es que los "veteranos" te tratan fenomenal. Se nota que les gusta que vaya gente nueva.
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